domingo, 1 de marzo de 2009

¿Somos capaces de leer los pensamientos a partir de las señales cerebrales?

Hace unos días estuvimos discutiendo en el blog de Antonio Novo sobre la posibilidad de que, cuando la tecnología BCI avance, unos grandes almacenes puedan detectar nuestras señales cerebrales y que puedan utilizarlas para ofrecernos los artículos que más puedan interesarnos. En el fondo de la cuestión está el determinar si a partir de las señales cerebrales somos capaces de leer los pensamientos. La respuesta es NO.

Lo primero que hay que decir sobre esto es que los patrones de actividad cerebrales son extremadamente complejos. Esto se debe a que esta actividad es generada por millones de neuronas a la vez y a día de hoy, leer e interpretar lo que esta ocurriendo en cada una de esas neuronas queda fuera del alcance de cualquier tecnología actual. Además, aunque tuviéramos dicha información, decodificar toda esa actividad y convertirla en una interpretación de pensamientos es algo que probablemente nunca llegue a suceder.

Por otro lado, sí son posibles algunas interpretaciones más simples. Por ejemplo, tal como hemos comentado en entradas anteriores, está demostrado que cuando una persona está esperando algún evento y éste tiene lugar, en su cerebro se produce una señal reconocible (señal P300), otros ejemplos bien estudiados son las ondas theta y beta, asociadas a la atención. Sin embargo, dado que cada individuo tiene unas señales cerebrales únicas es imprescindible su colaboración para que un ordenador sea capaz de “aprender” que forma tiene cada una de estas señales.

Volviendo al caso de los grandes almacenes, Antonio argumentaba que quizá podría llegar el día en que unos grandes almacenes promocionaran un juego controlado por la mente y nosotros accediéramos a probarlo, dejando de este modo que el ordenador del centro comercial aprendiera nuestras señales cerebrales. ¿Se podría entonces utilizar esta información para manipularnos? La respuesta desde mi punto de vista vuelve a ser NO. Aunque estoy convencida de que en pocos años utilizaremos juegos controlados por el pensamiento, su funcionamiento dependerá de respuestas cerebrales de los usuarios ante estímulos supuestamente producidos por el juego (entorno delimitado). Si esta información se intentara utilizar en un entorno rodeado de miles de estímulos, lo máximo que podría hacer el ordenador sería detectar que hay algo que altera al cliente (y seguramente se podría detectar que tipo de alteración es: disgusto, atención, interés, ocurrencia de algún evento esperado…) pero sin embargo no sería capaz de saber qué es exactamente lo que produce esa señal. Por poner un ejemplo, quizá conociendo las señales cerebrales de una persona podríamos saber que hay algo que le produce satisfacción, pero ese algo podrían ser cosas tan dispares como la vista de algún producto, la visión de un amigo, que suene una canción que le guste, que en ese determinado momento este recordando algo que le resulte satisfactorio, un olor que le resulte agradable…

Así que, desde mi punto de vista, o el usuario colabora activamente con el ordenador para que el control mental se produzca en un entorno perfectamente delimitado o la información de las ondas cerebrales es demasiado general y compleja de descifrar como para que se pueda hacer uso de ella de forma directa.

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